La investigación genealógica tiene como primera etapa armar un entramado generacional. Comenzamos haciendo preguntas en el seno de nuestra familia y luego la búsqueda se orienta especialmente, hacia registros civiles, libros parroquiales y protocolos notariales.

A medida que vamos contando con un conjunto de nombres propios y de parentescos, nuestro interés se va desplazando hacia cada uno de los sujetos singulares de la trama. Necesitamos datos que nos permitan imaginar sus vidas de una manera que creamos verosímil. Diversas son las fuentes a las que podemos recurrir, dependiendo del intervalo temporal requerido. La tecnología viene en nuestra ayuda: Internet y la progresiva digitalización de archivos nos permiten acceder con facilidad a información que pocos años atrás hubiera sido sólo resorte de investigadores especializados.